Asa Larsson Sangre derramada
Continuó cruzándose con los grupos. Todo el mundo andaba con la cinta métrica preparada en el bolsillo. Se medían unos a otros. Se comparaban a si mismos. Sueldo. Casa. Nombres. A quién conocían. Qué habían hecho en el verano.
Si tienes monstruos bajo la cama lo mejor que puedes hacer es encender la luz y mirar debajo.
La oscuridad le pasaba el brazo por la espalda dándole cobijo.
Con los años era como si uno fuera empeorando. Era como si el cuerpo te pidiera una semana de vacaciones simplemente para sentarte a mirar la naturaleza.
Continuó cruzándose con los grupos. Todo el mundo andaba con la cinta métrica preparada en el bolsillo. Se medían unos a otros. Se comparaban a si mismos. Sueldo. Casa. Nombres. A quién conocían. Qué habían hecho en el verano.
Si tienes monstruos bajo la cama lo mejor que puedes hacer es encender la luz y mirar debajo.
La oscuridad le pasaba el brazo por la espalda dándole cobijo.
Con los años era como si uno fuera empeorando. Era como si el cuerpo te pidiera una semana de vacaciones simplemente para sentarte a mirar la naturaleza.
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