Stephen King Mientras escribo (On Writing)
Escribir una historia es contársela uno mismo. Cuando reescribes, lo principal es quitar todo lo que no sea la historia.
San Agustín: “Señor, hazme casto… pero no todavía.”
Pensaba: ¿Para esto he nacido? No puede ser. Luego me decía: Media humanidad piensa lo mismo.
De haber dispuesto de una hora más al día seguro que habría acabado vendiendo algo, pero sólo tenía las veinticuatro de siempre.
Escribir es una labor solitaria, y conviene tener a alguien que crea en ti.
La vida no está al servicio del arte sino al revés.
Leer en la cama puede ser paradisíaco.
No hay que abordar la página en blanco a la ligera.
El pan del escritor es el vocabulario.
La primera regla del vocabulario es usar la primera palabra que se te haya ocurrido siempre y cuando sea adecuada y dé vida a la frase.
Los verbos pueden conjugarse en dos voces, activa y pasiva. El sujeto de una frase con el verbo en voz activa hace algo, mientras que al de una frase con el verbo en voz pasiva le están haciendo algo. El sujeto no interviene. Te recomiendo evitar la voz pasiva. Y no soy el único en decirlo.
La reunión ha sido programada para las siete. La reunión es a las siete.
Siempre hay que pensar primero en el lector.
Leer significa pasar un buen rato.
Si no te diviertes no sirve.
Cuando descubres que estás dotado para algo lo haces, porque tú, creador te sientes feliz.
Me gusta hacer diez páginas al día, es decir, dos mil palabras.
La mayoría trabajamos mejor en casa.
Cualquier escritor hará bien en eliminar las distracciones.
Escribir es crearse un mundo propio.
Quédate callado y escucha a los demás.
A menudo nos dan información que sería mejor obviar.
Casi todas las situaciones interesantes pueden exponerse mediante una pregunta en condicional.
¿Y si una mujer se quedara encerrada en un coche averiado con su hijo pequeño por culpa de un perro rabioso?
A describir se aprende.
Sólo aprenderás practicando.
Concedo más importancia al escenario y el ambiente que a la descripción de personajes.
Lo esencial no es el marco, sino la historia.
Una persona tiene que ser consciente de sus límites.
Cuando el diálogo es bueno, el lector se da cuenta.
Sólo hay dos secretos: prestar atención a lo que hace la gente que te rodea y contar la verdad de lo que has visto.
Una vez que tengas escrito el núcleo de la historia es necesario que te plantees su significado y enriquezcas las versiones sucesivas con tus conclusiones que hacen que los relatos que escribes sean tuyos y de nadie más.
Mantén constante la presión. No la diluyas exponiendo lo escrito a la duda, el elogio o las preguntas, aunque sean bienintencionadas.
El único que hace todo bien a la primera es Dios.
Busco lo que he querido decir, porque en la segunda redacción añadiré escenas e incidentes que refuercen el sentido.
Todas las novelas son cartas a una persona.
Novelas de ritmo rápido: Wilbur Smith.
Como lector me interesa más lo que va a suceder que lo que ya ha sucedido.
La mejor manera de aprender es leyendo y escribiendo mucho y las clases más valiosas son las que se da uno mismo.
Yo siempre estoy a favor de disfrutar como un cosaco.
Helen Santmyer vio publicado “And Ladies of the Club” estando en una residencia de ancianos.
Ocurrió una de esas cosas que, como suele decirse, te cambian la vida.
Ha sido un pequeño acto de fe, como escupirle a la cara a la desesperación.
Como un anciano decrépito cruzando un río por un zigzag de piedras mojadas.
El milagro cotidiano que entraña la tentativa de crear algo.
Escribir tiene el mismo efecto de siempre: hacer de mi vida un lugar más luminoso y agradable.
El escribir trata de enriquecer las vidas de las personas que leen lo que haces y al mismo tiempo enriquecer la tuya. Es levantarse, recuperarse y superar lo malo. Ser feliz, vaya. Ser feliz.
Un permiso: tú puedes hacerlo, debes hacerlo y, si tienes la valentía de empezar, lo harás.
Escribir es mágico: es, en la misma medida que cualquier otra arte de creación, el agua de la vida. Bebe y sacia tu sed.
Escribir una historia es contársela uno mismo. Cuando reescribes, lo principal es quitar todo lo que no sea la historia.
San Agustín: “Señor, hazme casto… pero no todavía.”
Pensaba: ¿Para esto he nacido? No puede ser. Luego me decía: Media humanidad piensa lo mismo.
De haber dispuesto de una hora más al día seguro que habría acabado vendiendo algo, pero sólo tenía las veinticuatro de siempre.
Escribir es una labor solitaria, y conviene tener a alguien que crea en ti.
La vida no está al servicio del arte sino al revés.
Leer en la cama puede ser paradisíaco.
No hay que abordar la página en blanco a la ligera.
El pan del escritor es el vocabulario.
La primera regla del vocabulario es usar la primera palabra que se te haya ocurrido siempre y cuando sea adecuada y dé vida a la frase.
Los verbos pueden conjugarse en dos voces, activa y pasiva. El sujeto de una frase con el verbo en voz activa hace algo, mientras que al de una frase con el verbo en voz pasiva le están haciendo algo. El sujeto no interviene. Te recomiendo evitar la voz pasiva. Y no soy el único en decirlo.
La reunión ha sido programada para las siete. La reunión es a las siete.
Siempre hay que pensar primero en el lector.
Leer significa pasar un buen rato.
Si no te diviertes no sirve.
Cuando descubres que estás dotado para algo lo haces, porque tú, creador te sientes feliz.
Me gusta hacer diez páginas al día, es decir, dos mil palabras.
La mayoría trabajamos mejor en casa.
Cualquier escritor hará bien en eliminar las distracciones.
Escribir es crearse un mundo propio.
Quédate callado y escucha a los demás.
A menudo nos dan información que sería mejor obviar.
Casi todas las situaciones interesantes pueden exponerse mediante una pregunta en condicional.
¿Y si una mujer se quedara encerrada en un coche averiado con su hijo pequeño por culpa de un perro rabioso?
A describir se aprende.
Sólo aprenderás practicando.
Concedo más importancia al escenario y el ambiente que a la descripción de personajes.
Lo esencial no es el marco, sino la historia.
Una persona tiene que ser consciente de sus límites.
Cuando el diálogo es bueno, el lector se da cuenta.
Sólo hay dos secretos: prestar atención a lo que hace la gente que te rodea y contar la verdad de lo que has visto.
Una vez que tengas escrito el núcleo de la historia es necesario que te plantees su significado y enriquezcas las versiones sucesivas con tus conclusiones que hacen que los relatos que escribes sean tuyos y de nadie más.
Mantén constante la presión. No la diluyas exponiendo lo escrito a la duda, el elogio o las preguntas, aunque sean bienintencionadas.
El único que hace todo bien a la primera es Dios.
Busco lo que he querido decir, porque en la segunda redacción añadiré escenas e incidentes que refuercen el sentido.
Todas las novelas son cartas a una persona.
Novelas de ritmo rápido: Wilbur Smith.
Como lector me interesa más lo que va a suceder que lo que ya ha sucedido.
La mejor manera de aprender es leyendo y escribiendo mucho y las clases más valiosas son las que se da uno mismo.
Yo siempre estoy a favor de disfrutar como un cosaco.
Helen Santmyer vio publicado “And Ladies of the Club” estando en una residencia de ancianos.
Ocurrió una de esas cosas que, como suele decirse, te cambian la vida.
Ha sido un pequeño acto de fe, como escupirle a la cara a la desesperación.
Como un anciano decrépito cruzando un río por un zigzag de piedras mojadas.
El milagro cotidiano que entraña la tentativa de crear algo.
Escribir tiene el mismo efecto de siempre: hacer de mi vida un lugar más luminoso y agradable.
El escribir trata de enriquecer las vidas de las personas que leen lo que haces y al mismo tiempo enriquecer la tuya. Es levantarse, recuperarse y superar lo malo. Ser feliz, vaya. Ser feliz.
Un permiso: tú puedes hacerlo, debes hacerlo y, si tienes la valentía de empezar, lo harás.
Escribir es mágico: es, en la misma medida que cualquier otra arte de creación, el agua de la vida. Bebe y sacia tu sed.
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