sábado, 16 de abril de 2011

La Fontaine en Fábulas Libertinas

La Fontaine Fábulas Libertinas Ya entrado en años, con moza joven casó. Y al par que esposa, tomó alarmas y desengaños. Cosa que siempre se vio. Isabel es la doncella. Fue de raza ardiente, bella. Y apta a la amorosa lucha. Sabéis vender y engañar con talento singular. Sois en el comercio viejo. Más no sabéis, buen Simplón, lo que vale la ocasión. Era Ana una doncella muy lozana, que todos en su pueblo veían con gozo. Sólo los padres, por manías de viejos, de otro hablaban, enjuto y pelilargo. Es forzoso que todo salga bien al que es dichoso. La aurora con su dedo de rosa, diligente, descorrió las cortinas del Oriente. Muchos son causa de su mismo daño. Talvez mentía, pues casi siempre el hombre miente en esta materia. Es un martirio el no poder decir lo que se siente. Para abrir el arcón de los doblones o de los corazones, sirve la misma llave. Y el astuto Cupido bien lo sabe. Forzoso me es partir, pues que no es vida lejos vivir de la mujer querida. Estando el alma de delicia llena, no es posible ocultar en la penumbra, de la felicidad la luz serena.

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