jueves, 30 de septiembre de 2010

Roberto Goyeneche en su disco Todo Goyeneche

Roberto Goyeneche en su disco Todo Goyeneche

Era más blanda que el agua, que el agua blanda, era más fresca que el río, Naranjo en Flor.
Primero hay que saber sufrir, después amar, después partir y al fin andar sin pensamiento… Perfume de Naranjo en Flor, promesas vanas de un amor que se escaparon con el viento.

Cruel en el cartel, la propaganda manda cruel en el cartel, se vende la ilusión, se rifa el corazón… Están tus cosas pero tú no estás. ¡Luché a tu lado, para ti, por Dios, y te perdí!

Tu voz surgió de las sombras como un lejano reproche; tu voz que llora y me nombra mientras más aun se asombran los fantasmas de esta noche.
Mientras fumo forma el humo tu figura y en el aroma del tabaco tu fragancia me conversa de distancias. Mi corazón desgarrado porque no me he perdonado todo el mal que te causé.

Tú compras el carmín, y el pote de rubor, que tiembla en tus mejillas. Tú, que tímida y fatal te arreglas el dolor después de sollozar, sabrás como te amé. Mentiras… Son mentiras tu virtud, tu amor y tu bondad y al fin tu juventud. Mentiras… ¡Te maquillaste el corazón!

Decí, por Dios, ¡que me as dao, que estoy tan cambiao, no se más quién soy! El malevaje extrañao, me mira sin comprender… me ve perdiendo el cartel del guapo que ayer brillaba en la acción. Te vi pasar tangueando altanera con un compás tan hondo y sensual que no fue más que verte y perder la fe, el coraje, el ansia ‘e guapear. No me has dejao ni el pucho en la oreja.

Nos encontramos, tú y yo, y a conversar nos detuvimos. Un algo raro tenías cuando callabas, cuando reías… La luz de un fósforo fue nuestro amor pasajero. Duró tan poco… Lo sé… Como el fulgor que da un lucero… La luz de un fósforo fue, nada más, nuestro idilio, otra ilusión que se va del corazón y que no vuelve más.

Un pedazo de barrio, allá en Pompeya, durmiéndose al costado del terraplén. Un ladrido de perros a la luna. El amor escondido en un portón. Y los sapos redoblando en la laguna y a lo lejos la voz del bandoneón. Barrio de tango, luna y misterio. Barrio de tango, ¡desde el recuerdo te vuelvo a ver!

Me torturé sin ti y entonces te busqué por los caminos del recuerdo. Y fuiste tú la que alegró mi soledad, quien transformó en locura mi pasión y mi ternura y en horror mis horas mansas. Tú… mi tango triste fuiste tú y nadie existe más que tú en mi destino...

¡Chau, no va más!... Es la ley de la vida… ¡Chau, no va más! Ya gastamos las balas y el fusil. Te enseñé como tiembla la piel cuando nace el amor. ¡Chau, no va más!... Simplemente, la vida seguirá, pero nada regresa al ayer, ¡Tenés que seguir!... Vivir es cambiar, en cualquier foto vieja lo verás. ¡Chau, no va más!... Lo nuestro no fue ni ganar ni perder, ¡Fue tan solo la vida, no más!

Un día más, un año más, que estoy perdido en la neblina… Mimi Pinzón, yo te encontré después en mi destino… ¡Que cortos fueron los caminos de los sueños y que vanos los empeños, por salvarte de la muerte! Sigue la nieve castigando el ventanal, y yo con esta soledad… Mimi Pinzón, aun te busco por las calles de París… Un año más que tu no estás, y nuevamente la neblina trae recuerdos de mis noches parisinas, y en el recuerdo, nuevamente, vuelves tu… Estás en mi, te vuelvo a ver…

Como un fantasma gris llegó el hastío hasta tu corazón, que aun era mío. Si grande fue tu amor cuando viniste más grande fue el dolor cuando te fuiste… Triste tañido de las campanas doblando en mi soledad… Cada vez que me recuerdes la noche amiga me lo dirá y donde el cielo y el mar se pierden ¡Cuantas estrellas me alumbrarán! Cada vez que me recuerdes tu pensamiento me besará. Mi corazón se fue tras de tus pasos… ¡El pobre estaba ya hecho pedazos!

¡Soy una canción desesperada..! Por tu amor, mi fe desorientada se hundió, destrozando mi corazón. ¿Dónde estaba Dios cuando te fuiste? ¿Donde estaba el sol que no te vio? ¡Soy una canción desesperada que grita su dolor y su traición…!

¡Niebla del Riachuelo!... Amarrado al recuerdo yo sigo esperando… ¡Niebla del Riachuelo!...
De ese amor, para siempre, me vas alejando… Nunca más volvió, nunca más la vi, nunca más su voz nombró mi nombre junto a mí… Esa misma voz que dijo: “¡Adiós!”. Llueve sobre el puerto, mientras tanto mi canción; llueve lentamente sobre tu desolación… Anclas que ya nunca, nunca más, han de levar. Niebla del riachuelo, amarrado al recuerdo yo sigo esperando.

Tengo el corazón hecho pedazos, rota mi emoción en este día… Noches y más noches sin descanso y esta desazón del alma mía… ¡Cuantos, cuantos años han pasado, grises mis cabellos y mi vida. Más frágil que el cristal fue mi amor junto a ti… cristal tu corazón, tu mirar, tu reír… Tus sueños y mi voz y nuestra timidez temblando suavemente en tu balcón… Ya nunca volveré, lo se, lo se bien, ¡Nunca más! Tal vez me esperarás, junto a Dios, ¡Más allá! Solo, siempre solo, con mi espíritu amarrado a nuestra juventud…

Mademoiselle Ivonne era la papusa del Barrio Latino que supo a los puntos del verso inspirar… Pero fue que un día llegó un argentino y a la francesita la hizo suspirar. Madame Ivonne, la Cruz del Sur fue como el signo, Madame Ivonne, fue como el signo de tu suerte… Alondra gris, tu dolor me conmueve, tu pena es de nieve… Han pasado diez años que zarpó de Francia, Mademoiselle Ivonne hoy solo es Madame… Ya no es la papusa del Barrio Latino, ya nada le queda…

Bandoneón arrabalero viejo fuelle desinflado, te encontré como un pebete que la madre abandonó. A la luz de un farolito que de noche te alumbró. Bandoneón porque ves que estoy triste y cantar ya no puedo, vos sabés que yo llevo en el alma marcao un dolor.

¡Corazón! En aquella noche larga maduró la fruta amarga de esta enorme soledad. Eras la luz del sol y la canción feliz y la llovizna gris en mi ventana. Eras remanso fiel y duende soñador y jazminero en flor y eras mañana. Cálido arrullo de la paloma. Ya no serás jamás aroma de rosal, frescor de manantial en mi destino. Solo serás la voz que me haga recordar que en un instante atroz te hice llorar.

Lástima, bandoneón, mi corazón tu ronca maldición maleva… ¡Ya se, no me digás! ¡Tenés razón! La vida es una herida absurda, y es todo tan fugaz que es una curda, ¡Nada más! Mi confesión. Contame tu condena, decime tu fracaso.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Stephen King en Mientras escribo (On Writing)

Stephen King Mientras escribo (On Writing)

Escribir una historia es contársela uno mismo. Cuando reescribes, lo principal es quitar todo lo que no sea la historia.
San Agustín: “Señor, hazme casto… pero no todavía.”
Pensaba: ¿Para esto he nacido? No puede ser. Luego me decía: Media humanidad piensa lo mismo.
De haber dispuesto de una hora más al día seguro que habría acabado vendiendo algo, pero sólo tenía las veinticuatro de siempre.
Escribir es una labor solitaria, y conviene tener a alguien que crea en ti.
La vida no está al servicio del arte sino al revés.
Leer en la cama puede ser paradisíaco.
No hay que abordar la página en blanco a la ligera.
El pan del escritor es el vocabulario.
La primera regla del vocabulario es usar la primera palabra que se te haya ocurrido siempre y cuando sea adecuada y dé vida a la frase.
Los verbos pueden conjugarse en dos voces, activa y pasiva. El sujeto de una frase con el verbo en voz activa hace algo, mientras que al de una frase con el verbo en voz pasiva le están haciendo algo. El sujeto no interviene. Te recomiendo evitar la voz pasiva. Y no soy el único en decirlo.
La reunión ha sido programada para las siete. La reunión es a las siete.
Siempre hay que pensar primero en el lector.
Leer significa pasar un buen rato.
Si no te diviertes no sirve.
Cuando descubres que estás dotado para algo lo haces, porque tú, creador te sientes feliz.
Me gusta hacer diez páginas al día, es decir, dos mil palabras.
La mayoría trabajamos mejor en casa.
Cualquier escritor hará bien en eliminar las distracciones.
Escribir es crearse un mundo propio.
Quédate callado y escucha a los demás.
A menudo nos dan información que sería mejor obviar.
Casi todas las situaciones interesantes pueden exponerse mediante una pregunta en condicional.
¿Y si una mujer se quedara encerrada en un coche averiado con su hijo pequeño por culpa de un perro rabioso?
A describir se aprende.
Sólo aprenderás practicando.
Concedo más importancia al escenario y el ambiente que a la descripción de personajes.
Lo esencial no es el marco, sino la historia.
Una persona tiene que ser consciente de sus límites.
Cuando el diálogo es bueno, el lector se da cuenta.
Sólo hay dos secretos: prestar atención a lo que hace la gente que te rodea y contar la verdad de lo que has visto.
Una vez que tengas escrito el núcleo de la historia es necesario que te plantees su significado y enriquezcas las versiones sucesivas con tus conclusiones que hacen que los relatos que escribes sean tuyos y de nadie más.
Mantén constante la presión. No la diluyas exponiendo lo escrito a la duda, el elogio o las preguntas, aunque sean bienintencionadas.
El único que hace todo bien a la primera es Dios.
Busco lo que he querido decir, porque en la segunda redacción añadiré escenas e incidentes que refuercen el sentido.
Todas las novelas son cartas a una persona.
Novelas de ritmo rápido: Wilbur Smith.
Como lector me interesa más lo que va a suceder que lo que ya ha sucedido.
La mejor manera de aprender es leyendo y escribiendo mucho y las clases más valiosas son las que se da uno mismo.
Yo siempre estoy a favor de disfrutar como un cosaco.
Helen Santmyer vio publicado “And Ladies of the Club” estando en una residencia de ancianos.
Ocurrió una de esas cosas que, como suele decirse, te cambian la vida.
Ha sido un pequeño acto de fe, como escupirle a la cara a la desesperación.
Como un anciano decrépito cruzando un río por un zigzag de piedras mojadas.
El milagro cotidiano que entraña la tentativa de crear algo.
Escribir tiene el mismo efecto de siempre: hacer de mi vida un lugar más luminoso y agradable.
El escribir trata de enriquecer las vidas de las personas que leen lo que haces y al mismo tiempo enriquecer la tuya. Es levantarse, recuperarse y superar lo malo. Ser feliz, vaya. Ser feliz.
Un permiso: tú puedes hacerlo, debes hacerlo y, si tienes la valentía de empezar, lo harás.
Escribir es mágico: es, en la misma medida que cualquier otra arte de creación, el agua de la vida. Bebe y sacia tu sed.

martes, 21 de septiembre de 2010

Stephen King en La Chica que amaba a Tom Gordon

Stephen King La Chica que amaba a Tom Gordon

Trisha nunca se había sentido menos bendecida en toda su vida.
Los truenos empezaron a alejarse hacia el este, como un bravucón vencido pero todavía fanfarrón.
Tenían un dicho para todo: tieso como un palo, contento como unas pascuas, vivaracho como una ardilla, sordo como una tapia, oscuro como boca de lobo, muerto como…
Por otra parte (“Siempre está la otra parte”, le había dicho en una ocasión su padre).
Descubrió lo que miles, tal vez millones de hombres y mujeres habían descubierto antes que ella: cuando la cosa se pone fea, es demasiado tarde para volver atrás.
Hay un momento en que la gente abandonada a sus propios medios deja de vivir y se limita a sobrevivir.
Si es necesario te acostumbras a cualquier cosa.
Lo bueno siempre tarda en suceder.
¡No se porqué hemos de pagar por nuestras equivocaciones! Probablemente porque sí.
La idea es lo que cuenta.
Sobre su cabeza brillaban miles de estrellas. Miles, ni una más ni una menos.
Cuando quiera tu opinión, golpearé los barrotes de tu jaula.
El avión había descendido hacia el aeropuerto a través de capas de nubes y evolucionaba con tanta cautela como una vieja gorda que paseara por una acera donde se hubiera formado escarcha.
Algunos días te comes el oso, y otros días el oso te come a ti.

sábado, 18 de septiembre de 2010

Stephen King en Carrie

Stephen King Carrie

La gente no mejora, solo se hace más lista.
La mente masculina espera muy poco de los miembros de su mismo sexo en lo que se refiere a altruismo.
El agudo cacareo quedó flotando en la perfumada oscuridad que temblaba al borde del verano.
El crepúsculo resplandecía a su alrededor, y los edificios conspiraban sobre las aguas.
Había una sonrisa dibujada en su rostro, una sonrisa enorme, espantosa, casi siniestra, una sonrisa que flotaba ausente en la llameante oscuridad como un esquivo rasgo de locura.
El campo, que empezaba a llenar baches con místicos charcos de niebla.

martes, 14 de septiembre de 2010

Jiddu Krishnamurti

Jiddu Krishnamurti

-Sin la meditación la vida carece de perfume, de amor.

-Solo cuando la mente esta libre de ideas y creencias puede actuar correctamente.

-No se comprende primero y luego actúa. Cuando comprendemos, esa compresión absoluta es la acción.

-Conoceremos el estado del amor solo cuando los celos, la envidia, la posesión y el dominio terminen. Mientras haya posesividad, no hay amor.

-Solo si escuchamos podremos aprender. Y escuchar es un acto de silencio; solo una mente serena pero extraordinariamente activa puede aprender.

-Ten cuidado con el hombre que dice que sabe.

-Si posees claridad, si eres una luz interna para ti mismo, nunca seguirás a nadie.

-La sabiduría no ejerce ninguna autoridad, y aquellos que ejercen la autoridad no son sabios.

-La búsqueda se convierte en otra huida de lo que realmente somos.

-Solamente el individuo que no se encuentra atrapado en la sociedad puede influir en ella de manera fundamental.

-La verdad es la que libera, no el esfuerzo por ser libre

-La realidad es lo que somos, lo que hacemos, lo que pensamos y la creencia en dios es simplemente una huida de nuestra vida monótona, estúpida y cruel.

-¿Ha notado usted que la inspiración llega cuando no la esta buscando? Llega cuando toda expectativa se detiene, cuando la mente y el corazón se tranquilizan.

-Ningún libro es sagrado, lo puedo asegurar, igual que el periódico, son solo palabras impresas en papel, y tampoco en ellas hay nada sagrado.

-El miedo corrompe la inteligencia y es una de las causas de la egolatría

-No te pierdas ni te confundas en las organizaciones, permanece solo y sencillo.

-La sabiduría no es una acumulación de recuerdos, sino una suprema vulnerabilidad a lo verdadero

-Cuando no hay amor en nuestro corazón, solo nos queda una cosa: el placer; y ese placer es el sexo, por lo tanto este se convierte en un enorme problema.

-La tradición incapacita y entorpece la mente de manera inevitable.

-Por la esperanza del mañana sacrificamos el hoy, sin embargo la felicidad siempre esta en el ahora.

Cuando la mente está completamente silenciosa, tanto en los niveles superficiales como en los profundos, lo desconocido, lo inconmensurable puede revelarse.

Entre dos soluciones, opta siempre por la más generosa.

Pensar: Proceso de supervivencia, condicionante. Para sobrevivir, nos vemos forzados a pensar.

Sembrando trigo una vez, cosecharás una vez. Plantando un árbol, cosecharás diez veces. Instruyendo al pueblo, cosecharás cien veces.

La religión de todos los hombres debe de ser la de creer en sí mismos.

Por intensa que sea la tormenta el espíritu ha de permanecer impasible.

Haced lo que teméis y el temor morirá.

Cada quien cree en lo que quiere creer, por eso es mejor creer en lo que nos hace bien.

Lo decisivo para traer paz al mundo es vuestra conducta diaria.

La libertad consiste en reconocer los límites.

De la inteligencia depende todo. Si usted no es inteligente, no es un gran creador. Así pues, si a la inteligencia se le infunde energía, si se la mantiene viva, ella siempre actuará como médium de la inspiración.

El mundo en la actualidad es la expresión de una vida esclavizada. Desde mi punto de vista las creencias, las religiones, los dogmas y los credos no tienen relación ninguna con la vida, y, por consiguiente, relación ninguna con la verdad.

¿Qué significa vivir con la muerte? ¿Qué significa no poseer nada? Usted puede tener dinero, esposa e hijos, pero no aferrarse queriendo que todo esto continúe. La muerte significa que usted no retiene nada. ¿Puede uno vivir en este mundo de manera que el vivir y el morir estén juntos? Eso significa vivir y morir cada día.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Stephen King en El Resplandor

Stephen King El Resplandor

Discutir es disputar, pero por gusto.
Un hombre tiene que aprovechar lo que encuentra, especialmente cuando ya van pasando los años.
Dios santo, que bien le vendría un trago. O mil.
Se daba cuenta del paso del tiempo por el alargamiento de las sombras y por ese dejo dorado que empezaba a teñir la luz de la tarde.
Parecía mejor estar solo para esperar cualquier cosa que pudiera suceder.
Del radiador brotaba la voz soñolienta del vapor de agua.
El valle mismo que se perdía, pendiente abajo, en la brillante bruma azul de la tarde.
Tendido al sol como una larga serpiente negra que hubiera decidido echarse una siestecita, estaba el camino.
A veces, las preguntas podían meterle a uno en un montón de líos. Ya le había sucedido antes.
Cerraron firmemente la puerta tras ellos para no dejar entrar el incesante gemido del viento.
Con el corazón en la boca como un bloque de hielo ardiente.
El sabor del pánico en la boca, como un jugo amargo.
Afuera oía los gemidos y lamentos de la tormenta, como si se le ahogaran en la oscura garganta llena de nieve.
Hay libros que no se deben abrir.
Sí, creía que sí, contestó a través de un bocado de salchichón y queso.
Un sitio para cada cosa y cada cosa en su sitio, entonces cuando quieres algo sabes donde lo tienes.
Algo así como residuos de los sentimientos de las personas que han estado aquí.
En una oleada hosca y gris, el resentimiento le cerró la garganta.
Detrás de la frente sentía el pánico como una rata que lo roía desde dentro, retorciéndose.
El aire le silbaba al entrar y salir de la garganta, seca como un vidrio.
Todos los momentos eran un momento.
Morir era una parte de la vida.
La expresión del otro se hacía cada vez más rígida, como si tuviera una espina de pescado atravesada en la garganta.
La caldera crujía y gemía como una vieja que trata de levantarse de la cama.
Un hijo desagradecido es peor que la mordedura de una serpiente.
Una fría luz matinal, de mañana de invierno.
Con una risa temblorosa, como encogida.
El sacó un cigarrillo, le dio unos golpecitos y después lo encendió. El humo se fue deshilachando perezosamente en la tarde soleada.
La forma en que deberían ser las cosas y la forma en que son rara vez coinciden. El mundo es un lugar difícil. Un lugar que se desentiende. No nos odia, ni a ti ni a mí, pero tampoco nos ama.