lunes, 28 de noviembre de 2011

Alejandro Nicolau EL LIBRO DE LA ALEGRÍA

Alejandro Nicolau EL LIBRO DE LA ALEGRÍA Ediciones Trompetas

27/11/2011

Para el Abuelo:

Porque justamente a vivir con alegría me enseñas cada vez que compartimos una de nuestras súper aventuras…

Con todo mi cariño.

Mucha música, mucha luz.

Danita.

Los escritores, como todos los artistas, son sostenidos por toditas esas personas que no han tenido la posibilidad de leer ni de escribir.

Yo quiero seguir caminando y mirando, yo quiero el amor y la paz.

La mirada concentrada como quien está a punto de patear un penal.

y que son unos hijos de puta y, como suele pasar con esas palabras, culatazo en la nuca y adentro.

Eran puntuales como las primeras salidas de una parejita de novios recién inaugurada.

Salió al encuentro de Milagritos: ella dulce hasta los codos iba a venir con el beso nuevo dispuesto en la boca.

Después volver a su casa en un paseo lento de caracol.

A Milagritos el viento le corría por los cabellos como un meandro dulce.

Vendrá el sueño y, como el mar, me llevará adentro”


miércoles, 28 de septiembre de 2011

Claudia Piñeiro en Tuya

Claudia Piñeiro Tuya

Regalo de Salva traído de Buenos Aires. 24 de Septiembre de 2011.

Parece que no, pero las tareas de la casa, cuando una quiere tener todo perfecto, te agotan.

¿y si me pasa como a mi mamá que por preguntar le salió el tiro por la culata? Porque ella lo veía medio raro a papá y un día fue y le preguntó: “¿Te pasa algo Roberto?”. Y él le dijo: “¡Sí, me pasa que no te soporto más!”. Ahí mismo se fue dando un portazo y no lo volvimos a ver. Pobre mi mamá.

Teniendo tantas cosas no me voy a andar fijando justo en lo único que me falta.

En definitiva, y por más que a una le pese, a toda mujer, en algún momento, le meten los cuernos. Es como la menopausia, puede tardar más o menos, pero ninguna se salva. Hay algunas que nunca se enteran. Ésas la pasan mejor, porque para ellas la vida sigue igual.

En los accidentes no hay culpables sino víctimas.

Nadie tenía la culpa de nada. La culpa es “guacha” como decía mi papá.

Las amigas de mi hijo tienen nombre.

Estaba nerviosa. Me di cuenta porque no sabía qué hacer. Uno no ve matar a una mujer todos los días; y mucho menos que quien la mate sea su marido, el de una. Suena tan rotundo, tan de dedo índice agitado en el aire, tan de maestra ciruela.

Las cosas son como son por algo.

Como decía mi mamá, el día que cambiás un cuerito, sonaste, porque ya creen que sos plomera diplomada y no agarran un destornillador ni que se esté inundando la casa.

La cosa se empezaba a poner más difícil, pero también más entretenida. Paré en una peluquería y me hice depilar. Como decía mi mamá “una siempre tiene que andar por la calle depilada y con la bombacha limpia”. En esta vida hay que estar siempre preparada.

Estoy preocupado, me dijo y me tomó las manos por sobre el escritorio. Creo que no me tomaba las manos así desde hacía unos quince o dieciséis años. Mi mamá me hubiera dicho: “Con los hombres es más peligroso un ramo de flores que una cachetada”.

Lo más lindo que me dijo en la vida fue “yo también”, después de un “te quiero” mío.

Es un hombre maravilloso, pensé. No como esos que se sacan la calentura afuera y después vienen a sacarse la culpa en casa. “Querida, no puedo mentirte, tengo que confesarte que me encamé con tu mejor amiga”, dicen. “¡Pero mentime, hijo de puta, que es lo menos que me merezco!”.

La medicina forense califica de traumatismo a toda violencia ejercida sobre un organismo humano. Cuando el traumatismo se produce por el choque de un cuerpo de superficie regular o irregular, contra un cuerpo humano o animal, llamamos al mismo contusión.

Esa es la ley de la vida, unos nacen, otros mueren. Nadie sabe cuándo te va a tocar el turno, pero que te toca, te toca.

Me saqué de encima el mote “la hija de Blanca” cuando pasé a ser “la mujer de Ernesto”.

Hay pocas cosas irreversibles en la vida, la muerte, que te corten un brazo, tener un hijo. De esas cosas no hay retorno posible. Para bien o para mal.

Hay gente que pasa por la vida sin dejar huella. Tristísimo.

Después de veinte años, el matrimonio deja de ser lo que es para convertirse en lo que uno cree que es.

Hasta la mejor atracción sexual se termina cuando llega el orgasmo. Y después te quiero ver remontando el barrilete de nuevo.

Yo no encontraba calma. Era como que el cuerpo me quedaba chico.

Iba a tener que madurar, no le iba a quedar otra. A los golpes, como nos pasó a tantos.

Para Lombroso, el típico delincuente tenía mandíbula ancha, orejas grandes, brazos largos y pómulos altos.

-Es linda la gorda, ¿eh? -Sí, es relinda. -¿A quién se parece? -A nadie, por suerte no se parece a nadie.

viernes, 23 de septiembre de 2011

Borges-Bioy Casares en Seis problemas para...

Jorge L. Borges y Adolfo Bioy Casares en Seis problemas para don Isidro Parodi.

De familia pudiente, calavera con dejos de noctámbulo, reconocible por el brillante cráneo engominado y los inevitables petizos de polo.

Curiosos voyayeurs autour de la chambre.

Suena la hora del adiós. Hasta aquí hemos marchado de la mano; ahora estás solo, frente al libro.

Saben una porción de cosas.

El mundo conocerá la amenaza del aire, del agua y del fuego.

Los cuantiosos lectores.

Cebaba, lento y eficaz, un mate en un jarrito celeste.

Ese angosto universo que es un tren en marcha.

Una mujer ya hecha, sin la fatal insipidez de las colegialas.

En todas partes he estrujado el jugoso racimo de la vida.

Era un estudioso, un discreto, que no malgastaba la oportunidad de callar ante los maestros.

Me infligió todas las circunstancias de su autobiografía insignificante.

Los novillos parecían haber vestido ropas nuevas.

El día ebrio de colores y de luz.

Bostecé una excusa y me retiré.

Abrí las fauces de mi chalet a un grupo interesante.

Una bandeja de madera provista de facturas surtidas y de Naranja-Bilz.

Durante el colapso erigí un poema acrobático.

La congestión del tráfico es adversa a la serenidad del espíritu.

Vio el asunto color de hormiga.

Le gustaba afilar hasta con los mucamos de adentro.

Hágase el que no está mamado.

El destino, que es prolijo, no da puntada sin nudo.

Dios habla por la boca de los sonsos.

Había engordado como novillo con las comisiones.

Era moreno, buen mozo y ligeramente desagradable.

Echó mano a la red ferroviaria y se vino al Once.

Es un animal con ropa, carente de roce, un compadrón, mejorando lo presente.

Se quedó con su cara pan que no se vende.

Un tipo como yo que tuvo una historia con una señorita que ya es manicura.

Le pusieron el sobretodo de madera y se radicó en la Quinta del Ñato.

Hacía tanto calor que la gente ya se reía.

Una de las señoritas se rió con el chiste y acto continuo le sonsaqué una cita para un terreno de la calle Humahuaca.

La devoré a mis anchas con la visual.

Se levantó como si le hubieran impugnado la carbonada.

Este joven que nos acaba de favorecer con su ausencia.

Pensó, casi audiblemente.

Para alcanzarla, no desdeñó los riesgos de un vapor movido por el humo.

La mesa larga y vacía de la pobreza, harto de esos festines de hambre.

El buen actor no entra en escena antes que edifiquen el teatro.

Macaco viejo no sube a palo podrido.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Guillermo Martínez en Yo también tuve...

Guillermo Martínez Yo también tuve una novia bisexual

“En recuerdo del primer libro que me regalaste te retribuyo con agradecimiento 37 años después. Que lo disfrutes!! Besos Santi 9/7/11”

La frente, muy amplia, orgullosamente librada al fino trabajo de las arrugas.

Una hija única que había permanecido soltera, sin lograr apartarse nunca del todo del imán poderoso de la casa paterna.

Apareció un cartel que indicaba el camino a Fort Benning. De aquí salen nuestros marines a invadir el mundo, me dijo Rachel con amargura.

Es inútil: cada vez que aprieto el puño de la memoria algo se escapa.

Las cien pequeñas flechas de su sonrisa, sus ojos chispeantes de astucia femenina.

Nuestras miradas se midieron y relumbraron, con algo de esgrimistas complacidos que ensayan las primeras fintas antes de aprestarse al verdadero combate.

Eso es lo que me gusta de los latinos: siempre se preocupan por su familia.

Hizo aparecer una lapicera.

Hubo después un lento minué de e-mails.

Había algo universal en la belleza, ésa era su conclusión.

Se preguntaba por qué todo lo bueno que le pasaba se acababa enseguida.

Cualquiera sea la afirmación que se quiera sostener, la negación siempre podrá reclamar sus propios derechos.

Había delante de nosotros un sol naranja sobre el mar de espigas, a punto de fundirse al tocar la línea impávida y lejana del horizonte.

Claudia Piñeiro Betibú

Es lo que hay, reglas del juego.

La furia dio paso a alguna otra cosa. Una mezcla de rencor y resignación.

Le provoca un gesto de asco que le hace cerrar los ojos, al tiempo que se lleva las manos a la cara como si cerrarlos no fuera suficiente para dejar de ver.

Dejar que el tiempo pase, como irremediablemente pasa, pero en compañía.

La miró con cara de “otra vez me la hiciste, hija de puta”.

Se rasca la cabeza con un lápiz negro sin que le haya picado.

No sabe cuánto tiempo va a pasar antes de que lo mande a la mierda. Pero que lo va a mandar, lo va a mandar. Es cuestión de tiempo.

Vos siempre igual. Ojalá, le contesta él. Y lo dice en serio. Ojalá estuviera igual que siempre, pero desde hace un tiempo sabe que está más viejo.

Se sentó en una silla ubicada justo detrás de él como si viajaran en un colectivo.

Es alguien que intenta seducir a quien se le ponga enfrente, sea hombre, mujer, joven, viejo, alto, bajo, gordo, flaco.

¿Vos no llorás?, le pregunta ella, ¿qué hacen los hombres cuando están mal? Zapping, nos tiramos en la cama y hacemos zapping.

Era un buen manipulador el hijo de puta y ésos son los que a mí más miedo me dan. Yo de una piña me sé defender, de un manipulador me cuesta más.

El pibe mira a sus compañeros y dice: Lo peor de todo es que esto no es joda.

¿Existe o no otra oportunidad, otra vida después de ésta, la vida eterna o lo que sea, que permita pensar la muerte un poco más allá de carne que se pudre para que coman los gusanos? Ella lamenta creer sólo en lo que ve; en los gusanos, cree.

Con los años no es que se profundice lo peor de uno, sino que por fin sale a la luz. Lo que se fingía ya no se puede fingir más. Le molesta reconocerlo.

Siempre se lleva una culpa encima, se trata de decidir con cuál de ellas estamos dispuestos a vivir.

11 Gladys Varela

11 Club de Campo la Maravillosa

11 Chazarreta

12 mujer de Chazarreta

14 Anabella

19 Nurit Iscar

19 Pedro Chazarreta

19 Paula Sibona (actriz)

19 Carmen Terrada (profesora de lengua)

20 Viviana Mansini

23 Gloria Echagüe (mujer de Chazarreta)

23 Salinger

24 Mark David Chapman

24 Jean Genet

24 Lee Harvey Oswald

24 Mark David Chapman

24 Jean Genet

24 Sartre

24 Jean Paul

27 Jaime Brena

27 Lorenzo Rinaldi

29 Karina Vives (periodista)

31 Gustavo Quiroz (periodista)

31 Ana Horozki (periodista)

32 Chela Guerti (periodista)

32 Tracy Austin

32 Jane Austen

35 Zippo (periodista)

35 San Martín

37 Venturini (comisario)

37 Pavlof

39 Jesucristo

40 Irina (ex esposa de Jaime Brena)

47 Claudia Donatto (prima de Gloria Echagüe, vecina del country La Maravillosa, casada

con…)

48 Lucio Berraiz (ex socio de Chazarreta).

52 Betibú (sobrenombre de Nurit Iscar).

60 Saramago, Cortázar, Piglia, Murakami, Bolaño.

62 Truman Capote.

65 Betty Boop.

66 Daisy, Minnie, Barbie, La Chacha.

67 Max Fleisher, Grim Netwick.

67 Helen Kane.

68 Bimbo (novio de Betty Boop).

68 Olive Thomas (actriz de cine).

69 Jack Pickford (marido de Olive Thomas).

69 Norma Mirta Penjerek, Oriel Briant, la doctora Giubileo, María Soledad Morales, María

Marta García Belsunce.

70 Scott Fitzgerald, Anita Loos, Doroty Parker.

71 Rodrigo (hijo de Nurit Iscar).

72 Popeye.

domingo, 31 de julio de 2011

Julio Cortázar en Las armas secretas

Julio Cortázar Las armas secretas

Si se pudiera romper y tirar el pasado como el borrador de una carta o de un libro.

El roto grabado de La Nación con los sonetos de tantas señoras entusiastas, esa sensación de ya leído, de para qué.

Ese traje cruzado a rayas, esa peinada a la brillantina, esas corbatas de rayón tan cajetillas.

Aunque empleara a veces una voluntad casi terrible en no hacer nada, en no vivir de veras para nada.

Había una rencorosa desconfianza, una expresión de animal que siente que van a abandonarlo en un terreno baldío lejos de la casa, para deshacerse de él.

Entre gritos y manos que sobresalían como si dentro del tren se estuvieran ahogando.

Los buenos servicios

Desde que me empezaron a temblar las manos todo me cuesta mucho más.

Es un médico joven, con ideas muy buenas para los jóvenes. En mi tiempo nadie hubiera creído que el vino era malo.

Estoy tan ocupada… -fruncía la nariz como si las ocupaciones olieran mal-

“Buena suerte quiero verte y quererte, diablo aléjate”.

Amable como una gelatina.

La gente no es mala, y muchas desatenciones se cometen porque no se está en lo que se hace.

Me pregunté si soñaba. Esto no es un modo de decir, cuando veo algo raro siempre me pregunto con todas las letras si estoy soñando.

El tiempo vuela. Uno cree que es lunes y ya estamos a jueves.

Dios me perdonará esto y tantas otras cosas.

Las babas del diablo

De tonto sólo tengo la suerte.

Ese aire de doblemente quietas que tienen las cosas movibles cuando no se mueven.

Bajamos por la escalera de esta casa hasta el domingo. Uno baja cinco pisos y ya está en el domingo.

Un viento que en las esquinas se arremolinaba y subía castigando las viejas persianas de madera tras de las cuales sorprendidas señoras comentaban de diversas maneras la inestabilidad del tiempo.

Me senté en el parapeto y me sentí terriblemente feliz.

Entre las muchas maneras de combatir la nada, una de las mejores es sacar fotografías.

Cuando se anda con la cámara hay como el deber de estar atento.

Era delgada y esbelta, dos palabras injustas para decir lo que era.

En el fondo estaba satisfecho de mí mismo.

Aprovechar al fin su miedo para algo útil.

El perseguidor

Siempre que una persona tiene una lata de nescafé me doy cuenta de que no está en la última miseria; todavía puede resistir un poco.

La música me sacaba del tiempo.

Hablaba sacando pecho como los domadores de caballos.

Después uno se va a dormir y mañana es otro día.

Ir a un encuentro no puede ser nunca escapar, aunque releguemos cada vez el lugar de la cita.

No se mueve en un mundo de abstracciones como nosotros.

Probablemente ya estará en otra cosa, perdiéndose en una nueva conjetura o en una nueva sospecha.

La voz de la pobre Dédée parece salir de una tetera rajada.

Me lo pregunta como si creyera que entre tanto ha ocurrido algo que bueno, algo que componga las cosas.

Todo ello simplemente porque está en celo y quisiera acostarse con Johnny esta misma noche.

Estoy tan solo como este gato, y mucho más solo porque lo sé y él no.

Lo único que cuenta es dar de sí todo lo posible –digo, sintiéndome insuperablemente estúpido.

Lo único que me consuela agregaba deliciosamente Baby- es que murió contento y sin saberlo.

Después de una carilla entera dedicada a insultar a Tica, que de creerle no sólo sería causante de la muerte de Johnny sino del ataque a Pearl Harbor y de la Peste Negra.

Las armas secretas

Lo ha pensado sordamente, como desde lejos.

Los últimos meses son tan confusos como la mañana que aún no ha transcurrido y es ya una mezcla de falsos recuerdos, de equivocaciones.

Esa aptitud para compartir un momento de vida.

Hasta a la extrañeza es posible acostumbrarse.

Un borracho monologa amistosamente en la calle, balanceándose como si flotara en un agua pegajosa.

Pareces un hongo –dice Pierre con la ternura de todo hombre hacia una mujer que se pone ropas demasiado grandes-.

Hay un silencio de siesta.

El cansancio pesa como un pasajero a sus espaldas.

viernes, 22 de julio de 2011

Anónimo en Cuentos Africanos

Anónimo Cuentos Africanos

El bebé de un avestruz es mucho más valioso que cien crías de pájaro tejedor.

No estoy diciendo que sea imposible. Cualquier cosa puede ser posible hoy en día.

-¡No –contestó el Cuervo- no, yo no te llevaré, no; no podrás contar que haya sido yo el que frutas verdes comiera!

¡No –contestó el Milano- no! No podrás jamás contar que yo haya comido ratas muertas.

Era terca Untombina, y lo más fácil de suponer era que el Monstruo la devorase.

La hija de vuestro rey es esbelta como el árbol de la altura y tan lozana como la fresca hierba que brota después de las lluvias fecundas.

¡Es más astuto que una Comadreja!

Yo fui quién rompió el hueso para que vosotros, niños, os aprovechaseis del meollo.

Una tórtola de negra garganta, de la especie que los basutos llaman kurkundudorú y los bámbaras butumtuba-kanfi.

¿Qué dices, insensato? ¿Quieres darme a entender que ya estás lo suficientemente gordo para servirme de almuerzo?

¡Si yo miento, rómpeme la cabeza, así como la de mi nieto, que ves aquí! ¡Ofrece tu cabeza, pero no la mía! Protestó el nieto.

¿Me habré casado, sin saberlo?… Esta comida es obra de una mujer, sin duda alguna…

Gozó de una existencia paradisíaca en compañía de su bella esposa, que le narraba cuentos maravillosos y le confeccionaba platos exquisitos.

No supo resistir a la tentación de beber.

Más sólo que un leproso.

Una misteriosa y suave música arrullaba sus oídos. Era música más dulce que la de la tórtola llamando a su macho; más suave que el murmullo del viento entre las campanillas en flor.

Avanzó con paso silencioso y con gran cautela, como el leopardo en acecho.



domingo, 17 de julio de 2011

Julio Cortázar en La noche boca arriba

Julio Cortázar La noche boca arriba La moto ronroneaba entre sus piernas, y un viento fresco le chicoteaba los pantalones. Amplias villas que dejaban venir los jardines hasta las aceras, apenas demarcadas por setos bajos. Se dejó llevar por la tersura, por la leve crispación de ese día apenas empezado. Ya era tarde para las soluciones fáciles. Junto con el choque perdió la visión. Fue como dormirse de golpe. Pasando bajo árboles llenos de pájaros. Era como estar viendo una película aburrida y pensar que sin embargo en la calle es peor; y quedarse. Le habían puesto una botella de agua mineral en la mesa de noche. Bebió del gollete, golosamente. Estaba estaqueado en el suelo, en un piso de lajas helado y húmedo. El frío le ganaba la espalda desnuda, las piernas. El grito de lo que iba a venir, del final inevitable. Cuando en vez de techo nacieran las estrellas y se alzara frente a él la escalinata incendiada de gritos y danzas, sería el fin.


sábado, 16 de julio de 2011

Jean Paul Sartre en La Náusea

Jean Paul Sartre La Náusea

No tengo que pensar que no quiero pensar. Porque es un pensamiento.

Salgo. ¿Por qué? Bueno, porque tampoco tengo razones para no hacerlo.

Vacila por segunda vez, con terquedad de carnero.

Se sienten felices de estar juntos, felices de que los vean juntos.

La vejez es cuerda, la juventud bella.

¿por qué escribe usted, señor?

¿No se escribe siempre para ser leído?

Mal que le pese, señor, escribe para alguien.

Está tan sólo como yo. Sólo que no se da cuenta de su soledad.

Todas esas mujeres cansadas que se abandonan a la risa y dicen: Es bueno reír.

Todavía tengo miedo, miedo de que me atrape por la nuca y me levante como una ola.

Tengo un miedo horrible de volver a mi soledad.

Estoy solo, solo y libre. Pero esta libertad se parece un poco a la muerte.

Pero ¿qué podía hacer durante todo el día? Y de este sol, de esta tarde, no quedará nada, ni siquiera un recuerdo.

Sentirán suaves roces en todo el cuerpo, como las caricias que los juncos hacen a los nadadores en la ribera.

No soy más que si nunca la hubiera conocido; de golpe se ha vaciado de mí.

Cuando digo “yo” me suena a hueco. Ya no consigo muy bien sentirme, tan olvidado estoy.

Afuera había calles parlantes, con colores y olores conocidos.

A uno le gusta saber qué es de la gente.

Vacila un poco, y se da cuenta de que no tiene nada más que decirme.

Tímida como una aurora.

Nadie podría pensar en mí como yo pienso en ellos, con esta dulzura.

Siento que algo me roza tímidamente y no me atrevo a moverme por temor de que se vaya. Algo que ya no conocía, una especie de alegría.

La negra canta. ¿Entonces es posible justificar la propia existencia? ¿Un poquitito?


domingo, 29 de mayo de 2011

Ernesto Sábato en Sobre héroes y tumbas

Ernesto Sábato Sobre héroes y tumbas

La luz crepuscular demorándose sobre las modestas estatuas, sobre los senderos cubiertos de hojas blandamente muertas.

Miraba una batalla de cruceros de algodón.

Tenía necesidad de contarle.

Había nacido madura, o había madurado en su infancia.

Tenemos esperanzas en acontecimientos que de producirse sólo nos proporcionarían frustración y amargura.

Esos viejos con bastones de jubilados que ven pasar el mundo como un recuerdo.

Lo entendió después de sus duras experiencias, cuando ya era tarde, como casi siempre sucede.

En ese presente que debería ser futuro.

Todos los ruidos externos van desapareciendo y tenés de verdad la sensación de que la ciudad duerme.

Se pasaba hablando de enfermos y muertos. Entraba en el comedor o en la sala diciendo con entusiasmo: Adivinen quién murió.

No, m´hija, qué iba a dormir. Descansaba, nomás.

Dentro de la máscara de pergamino agrietado y ya adelantada hacia la muerte parecía vivir dificultosamente un resto de ser humano.

Es lo único que nos va quedando, nombres de calles.

La vida es más embrollada que negocio de turco.

El Destino elige sus instrumentos, en seguida se encarna y luego viene la joda.

Eran sus deseos, pero no los del Destino.

El Destino se ve obligado a proceder como Sarmiento: hacer las cosas, aunque sea mal pero hacerlas.

Tatita se limitaba a escuchar y a decir, de vez en cuando, qué cosa ¿no? o así es compadre.

El tiempo de los seres humanos no vuelve nunca para atrás, nada vuelve a ser lo que era antes.

La esperanza no deja de luchar aunque la lucha esté condenada al fracaso.

Nunca somos la misma persona para diferentes interlocutores, amigos o amantes.

Qué confuso es todo, qué difícil es vivir y comprender.

Se me ha dormido una pierna. Es como si a uno le inyectaran soda.

Esas grandes tempestades que seguramente sueñan los mares cuando dormitan.

La obra de arte es un intento, acaso descabellado, de dar la infinita realidad entre los límites de un cuadro o de un libro.

Empezó a llover después de largos, ambiguos y contradictorios preparativos.

Es indudable que en la Argentina, y sobre todo en Buenos Aires, la proporción de pesimistas es mucho mayor, por la misma razón que el tango es más triste que la tarantela.

En Buenos Aires no hay clima sino dos vientos: norte y sur.

La verdad no se puede decir casi nunca cuando se trata de seres humanos, puesto que sólo sirve para producir dolor, tristeza y destrucción.

En la vida es más importante la ilusión, la imaginación, el deseo, la esperanza.

En este país de resentidos sólo se empieza a ser un gran hombre cuando se deja de serlo.

Todo se construye sobre lo anterior.

No hay pureza un nada humano.

La felicidad hay que buscarla dentro del corazón.

Por suerte, el hombre no es casi nunca un ser razonable, y por eso la esperanza renace una y otra vez en medio de las calamidades.

El mundo resulta de la lucha entre Opio y Monada.

Yo lo tengo ya pensado: si se viene el comunismo, me voy a la estancia y se acabó. “¿cómo nadie puede inventar una frase como esa?”

Talvez sea verdad la reencarnación y que en los rincones más ocultos de nuestro yo duermen recuerdos de aquellos seres que nos precedieron.

Soy un individuo que ha profundizado en su propia conciencia ¿y quién que ahonde en los pliegues de su conciencia puede respetarse?

Llegando a un punto no vale la pena repetir los mismos razonamientos porque se forma una huella mental que impide salidas laterales.

Sólo es posible acertar con el porvenir si tratamos de descubrir las leyes del pasado.

Aviso a loa ingenuos: ¡NO HAY CASUALIDADES!

El Buenos Aires caótico de frenéticos muñecos con cuerda.

Engendraban nuevos pavores o desatinadas esperanzas.

Las palabras luz y esperanza deben de estar vinculadas.

Vueltos hacia lo más profundo de nuestro ser, cavilamos sobre el pasado.

Nadie, pero nadie, me ayudaba con sus plegarias. Ni siquiera con su odio.

Agregando con ese orgullo que la mayor parte de los seres humanos, sobre todos los viejos, ponen en el vaticinio de graves enfermedades o de mortales calamidades “y ya ven que tenía razón”.

Se observaba mucho movimiento y esa euforia con que la gente sigue las catástrofes que momentáneamente los arranca de una existencia gris y vulgar.

Nada de lo que se refiriese a seres humanos debería causar jamás asombro.

Pasaba a mi lado una especie de descanso.

Conocí parte de su personalidad, esa parte que, como la de la luna, estaba vuelta hacia nosotros.

No soy propenso a hablar de mis tribulaciones personales.

La mentira es siempre más agradable a las gentes que la verdad.

Padecían una suerte de irrealismo, daban la impresión de no participar de la brutal realidad del mundo que los rodeaba.

Ciertas personas culpables cobran odio a los inocentes.

Siempre es fácil profetizar el pasado.

Cuando empezamos a juzgar a la humanidad entera es porque en realidad estamos escrutando el fondo de nuestra propia conciencia.

En los dominios casi ajenos a la condición humana de la adolescencia, la santidad o la locura.

No hay casualidades sino destinos.

Entendemos demasiado tarde a los seres que más cerca están de nosotros. Cuando empezamos a aprender este difícil oficio de vivir ya tenemos que morirnos, y sobre todo ya han muerto aquellos en quienes más habría importado aplicar nuestra sabiduría.

Nada de los seres humanos debe asombrarnos.

La creciente de un río de montaña arrastra muchas cosas que hasta unos momentos antes se encontraban plácidamente contemplando el mundo.

No siempre nuestras ansiedades nos conducen a la verdad.

¿Quién ha dicho que sólo pueden hacernos sufrir los malvados?

El abismo que siempre se abre entre uno y el universo.

Aquel ser solitario y desesperado, ansioso de comunicarse.



martes, 10 de mayo de 2011

Dranzio Varella en Reflexiones de un oncólogo

Dranzio Varella Reflexiones de un oncólogo
Reflexiones del oncólogo brasileño Dranzio Varella, ganador del premio Nobel de Medicina.
Definiciones
a. Tercera Edad:
Oficialmente comienza a los 60 años y se supone que termina a los 80, pero no hay consenso.
b. Cuarta Edad o Vejez:
Se inicia a los 80 años y termina a los 90.
c. Longevidad:
Se inicia a los 90 y termina cuando mueres.
Vejez saludable
Nadie está sano después de los 50. Sanos están los jóvenes; los viejos tienen siempre uno o varios achaques que son propios de la edad.
De lo que se trata entonces es de envejecer saludablemente, con los achaques controlados y sin complicaciones.
Genética
Si quieres saber cuánto vivirás y cómo llegarás a esa edad, mira o recuerda a tus padres. La carga genética es fundamental para establecer un pronóstico de vida. Quien tuvo cáncer o infarto antes de los 60 lo transmitirá en los genes a sus hijos por lo que éstos tendrán mayor probabilidad de desarrollar las mismas enfermedades. El desarrollo de una enfermedad crónica requiere la presencia de varios factores, el genético es uno de ellos.
No hay atracón gratuito
“Somos lo que comemos”. Si además de tener una carga genética desfavorable pones 3 ó 4 cucharaditas de azúcar en cada café que tomas, saboreas todas las pieles del pollo asado y te relames con las cortezas de cerdo del aperitivo del fin de semana, estás convirtiendo tus arterias en cañerías atascadas. Ergo, no habrá buena circulación, no habrá buena oxigenación, habrá muerte celular, envejecimiento acelerado prematuro.
Si quieres tener una vejez saludable a partir de los 50 años cuida tu alimentación, no comas cosas “químicas”, no abusas de las grasas.
Un buen desayuno, un buen almuerzo y una pésima cena son la clave para equilibrar tu medio interno.
Viva el trago
Abandona todas las bebidas gaseosas. Las pueden tomar los jóvenes con mesura, nosotros no. Tienen carbonato de sodio, azúcar y cafeína. A nuestra edad, esas sustancias vapulean al páncreas y al hígado hasta desgastarlos. Mejor toma limonada, zumos… Hasta la cerveza es preferible. Se hace con agua hervida, tiene componentes naturales y no contiene sodio.
Hay evidencia clínica de que el consumo moderado de alcohol después de los 50 años mejora la calidad de vida. Tiene tres efectos definidos: vasodilatador coronario, disminuye el colesterol y es un sedante moderado. A la hora del almuerzo o por la noche, tómate un trago. Los más recomendados son el whisky, el vino tinto y el aguardiente puro.
En lugar de tomar nitroglicerina para dilatar las arterias, estatinas para bajar el colesterol o un valium para estar tranquilo, consigues todo eso con un buen trago. Y si lo haces en compañía de personas que quieres, el efecto se duplica. Ojo: consumo moderado equivale a uno o dos vasos, si te pasa todos los días, el efecto será el contrario y te matará rápido.
Tampoco hay que ser estrecho
Todas estas pautas son buenas, pero sin exagerar y sin dogmatizar. Si haces un asadito no vengas con que “no como chorizo porque es muy grasiento” o “mi médico me ha dicho que beba dos copas y punto”.
Nada reemplaza la alegría de compartir con los que te quieren; no hay grasa ni copa que no se pueda metabolizar en una buena tarde de esparcimiento. Los mecanismos de compensación de nuestro cuerpo son poco conocidos, pero así sucede: si disfrutas verdaderamente, el “pecado mortal” dietético se transforma en “venial”.
Nadie me quitará lo bailado
Eso es absolutamente cierto porque todo lo que comes y bebes te dejará huella y, cual retrato de Dorian Gray, tu cuerpo lo mostrará en la vejez. Las noches de juerga, los atracones, los excesos de todo tipo harán la vida de viejo muy desgraciada. Y no solamente a ti, sino a tu familia.
Pérdidas
La principal desgracia para un anciano es la soledad. Lo habitual es que las parejas no lleguen a viejas juntas; siempre alguien se va primero, con lo que se desequilibra todo el statu quo que sostenía a los componentes. El viudo o viuda comienza a ser una carga para su familia.
Traten de no perder el control de su vida. Por ejemplo: Yo decido cuándo y con quién salgo, qué como, cómo me visto, a quién llamo, a qué hora me acuesto, qué leo, en qué me distraigo, qué compro, donde vivo, etc. Cuando ya no puedas hacer eso, te habrás transformado en un plomo, un lastre para los demás.
Suficiente
Espero que esto que he escrito os sea de utilidad.


miércoles, 4 de mayo de 2011

Agatha Christie en Las Manzanas

Agatha Christie Las Manzanas
Una muchacha muy segura de sí misma, muy aficionada a formular preguntas.
Et bien, en la vida hay que correr necesariamente ciertos riesgos.
Lo bueno de usted es que se toma todas las cosas con mucha calma.
¿Sabe usted qué es lo que me recuerda su persona? Pues un computador. Se está usted programando a sí mismo.
Bueno, supongo que comprendo lo que quiere decir, evidentemente se le notaba lo contrario.
Usted se da cuenta de que puede resultar una persona auténticamente irritante a veces.
Entiendo que todo esto ha tenido que resultarle doloroso.
En los momentos actuales habla ya con cierta complacencia de lo acaecido.
Lo que sucede realmente, la mayor parte de las veces, es que no sabemos del prójimo nada en absoluto.
Seguro que dijo algunas verdades también, pero yo me atrevería a afirmar que aquellas no fueron demasiadas.
Las mentiras salían de su boca con la mayor naturalidad.
Hemos de esforzarnos por no vivir demasiado inmersos en el pasado.
Los viejos pecados tienen largas sombras.
Hombres y mujeres, criaturas incluso, mueren asesinados porque ofrecen la perspectiva de facilitar una ganancia, porque inspiran temor, porque despiertan amor.
No podemos hacer la vida que sugieren nuestros nombres.
El pasado es el padre del presente.
Los chicos saben guardar bien sus secretos. Acostumbran a convertirlos en centro de sus reflexiones.
Los acontecimientos, gran número de veces se precipitan de una manera extraña.
Lo he leído en alguna parte, no sé donde.
Los sombreros de las brujas se gastan, como todas las cosas de este mundo.
El presente se halla casi siempre enraizado en el pasado.
Cuando a uno no le gusta algo lo inteligente es que se esfuerce por averiguar el porqué.
Siempre me ha gustado hacer un favor a cualquiera, pero eso de que me usen de comodín…
A lo largo de mi existencia he tenido que reflexionar mucho y casi siempre de resultas de ello sé elegir el camino más seguro. Como todo el mundo a veces me equivoco, naturalmente.
Son chicos sanos como una manzana… sin gusanos.
Hay que reconocer que la gente es muy rara. Se forja deseos, obligaciones.

domingo, 24 de abril de 2011

James Joyce en Ulises

James Joyce en Ulises
¿No es el mar una inmensa dulce madre?
Ojos inquietos azulhumo.
Gritos juveniles de voces adineradas.
Silencioso de temor y pesar me acerque a su cabecera.
No pidas más de mí, colibrí. Todo lo que tengo te di.
Otra victoria como ésa y estamos perdidos.
Contempló al rezagado que aligeraba hacia el reducido campo donde voces agudas se enfrentaban. Los dividieron en equipos y se vino pisando matas de hierba con pies abotinados.
Usted no sabe aún lo que es el dinero. Dinero es poder.
Levantó el dedo índice y golpeó al aire como los viejos antes de que su voz hablara.
Para aprender hay que ser humilde.
Cuando uno lee estas extrañas páginas de alguien que ha desaparecido hace tiempo uno siente que uno está con uno junto a otro que una vez…
Di sólo con tono de lo más natural: cuando estaba en París.

sábado, 16 de abril de 2011

La Fontaine en Fábulas Libertinas

La Fontaine Fábulas Libertinas Ya entrado en años, con moza joven casó. Y al par que esposa, tomó alarmas y desengaños. Cosa que siempre se vio. Isabel es la doncella. Fue de raza ardiente, bella. Y apta a la amorosa lucha. Sabéis vender y engañar con talento singular. Sois en el comercio viejo. Más no sabéis, buen Simplón, lo que vale la ocasión. Era Ana una doncella muy lozana, que todos en su pueblo veían con gozo. Sólo los padres, por manías de viejos, de otro hablaban, enjuto y pelilargo. Es forzoso que todo salga bien al que es dichoso. La aurora con su dedo de rosa, diligente, descorrió las cortinas del Oriente. Muchos son causa de su mismo daño. Talvez mentía, pues casi siempre el hombre miente en esta materia. Es un martirio el no poder decir lo que se siente. Para abrir el arcón de los doblones o de los corazones, sirve la misma llave. Y el astuto Cupido bien lo sabe. Forzoso me es partir, pues que no es vida lejos vivir de la mujer querida. Estando el alma de delicia llena, no es posible ocultar en la penumbra, de la felicidad la luz serena.

sábado, 9 de abril de 2011

Giovanni Boccaccio en El Decamerón

Giovanni Boccaccio El Decamerón No hay ningún maestro, de Dios para abajo, que haga todas las cosas bien y cumplidamente… Sentadas y ociosas, y queriendo y queriendo y no queriendo en un punto, revuelven en sus cabezas diversos pensamientos que no es posible que todos sean alegres. Florencia, nobilísima entre todas las otras ciudades de Italia. A nadie ofende quien honestamente hace uso de su derecho. Creemos que nuestra vida está atada con cadenas más fuertes a nuestro cuerpo que la de los otros. Las cosas que no tienen orden no pueden durar largamente. Hablando de cosas agradables. Por decir la verdad ni en la confesión ni en otro caso nunca se ha pecado. El Espíritu Santo pone las palabras en la lengua del hombre simple. Rápidamente imaginó muchas cosas buscando hallar alguna que le fuera salutífera. El pecado tapado está medio perdonado. San Juan Crisóstomo apellidado con la palabra griega que significa “boca de oro” a causa de su elocuencia. No solamente para honrar a otro tenía la bolsa cerrada, sino en las cosas necesarias a su propia persona. Las cosas buenas siempre pueden servir de algo. En las claras noches son las estrellas adorno del cielo. Por su cortesía más que por mi virtud. El bien que satisface el intelecto es, sin duda, Dios. La mujer, al reflejar su belleza, ve en ella a Dios. Y al mirarle cada vez más fijamente se siente más atraída por Él y se abandona a Él gustando parte de la felicidad prometida y esperando felicidad mayor cuando esté más cerca de aquel bien en el cielo. Tanto gozo espero a mi llegada junto a él, que jamás ha sentido aquí nadie tal ternura. A los tres malhechores, al día siguiente los llevaron a agitar los pies en el aire. Dios ha mandado ocasión a mis deseos, si no la aprovecho, por acaso no volverá en mucho tiempo. Si mi padre no fuera, mucho le reprobaría. Oía tanto a los felices como a los desgraciados, por cuanto a los primeros hace precavidos y a los segundos consuela. Aunque pobre mujer fuese, era sin embargo sabia y sagaz. Si a vos os pluguiese, me placería. Difícilmente, amables señoras, puede ser conocido por nosotros lo que nos conviene. Si por mujer no pudiese tenerla, la querría tener por amiga. Afirmando haberse ella propuesto que nunca nadie gozaría de ella sino su marido. Mirándola entera la apreció sumamente, y si vestida le había gustado sobre toda comparación le gustó desnuda. Os ruego, si no os es enojoso, que a la memoria me traigáis quién sois. El burlador es a su vez burlado. Si creo que mi mujer alguna aventura tiene, la tiene, y si no lo creo, también la tiene. Sólo es casta la que no fue por nadie rogada, o si rogó ella, la que no fue escuchada. No sé si has pensado cuán estrictamente vivimos. He oído decir a muchas mujeres que todas las dulzuras del mundo son una broma con relación a aquella de unirse la mujer al hombre. Es un mozo tonto, más crecido que con juicio. ¡Si se lo hemos prometido, que sea otra u otras quienes cumplan la promesa! Cuando disminuye la esperanza, tanto se hace mayor el amor. Bastantes personas hay que, mientras se esfuerzan en ir al paraíso, sin darse cuenta, a quien mandan allí es a otro. Muchas veces, mientras creen engañar a otros, después conocen que han sido los engañados. Reputo gran locura la de quien se pone sin necesidad de probar las fuerzas del ingenio ajeno. Mejor es hacer algo y arrepentirse que no hacerlo y arrepentirse. Del amor no sabiendo o no pudiendo desenlazarse, no sabía morir ni le aprovechaba vivir. La gente está más dispuesta a creer lo malo que lo bueno. En todas las cosas era santísimo, salvo en los asuntos de mujeres. La señora quedó preñada de dos hijos varones, como el parto hizo manifiesto a su debido tiempo. Quien es malvado y por bueno tenido puede hacer el mal y no es creído. Y nunca comía carne ni bebía vino cuando no había el que le gustaba. Pareciéndole tierra para su arado. Los vicios pueden volverse con grandísimo dolor contra quien los tiene y muchas veces contra otros. Más que la otra gente creen saber, y menos saben. Contra la naturaleza de las cosas pretenden oponer su juicio, de la cual presunción han sobrevenido ya grandísimos males y nunca se vio venir ningún bien. Creía que por la gran riqueza del hijo podía pedir peras al olmo. Como si a todos tuviera por nadie. La indecible alegría del enamorado joven. La honestidad cedió el lugar al amor. Nunca sentía ningún bien sino cuando lo veía. Saciar sus ojos con aquello que los oídos por las recibidas noticias le habían hecho deseosa. Viendo a la joven, un tanto se quedó sin palabra de la maravilla. Los primeros frutos de su amor dulcísimamente gustaron. Luego de muchos besos se acostaron juntos y durante toda la noche tomaron uno del otro deleite y placer. Grandísimas fuerzas son las de Amor, y a grandes fatigas y a exorbitantes peligros exponen a los amantes. Tanto se había enamorado de ella que no sentía ningún bien sino cuando la veía. Ellos por igual ardían en las amorosas llamas encendidos. Lo más que había podido su preñez tenerla escondida. Tal como nuestra piedad se alaba, así es castigada también nuestra crueldad por la justicia divina. Parecía que cuanto más le faltaba la esperanza tanto más se multiplicaba su amor. Más quiero un hombre que necesite riquezas que riquezas que necesiten un hombre. Turbada nuestra cena, no solamente no la he engullido sino que ni siquiera la he catado. Todas sois iguales, y con culpar a las otras queréis tapar vuestras faltas. Había la luna, estando ya en medio del cielo, perdido sus rayos. Lo juro, no tengo vecina yo que haya ido al marido doncella. De las casadas bien sé cuántas y qué burlas hacen a los maridos. A las mujeres más que a los hombres el mucho hablar afea. Buena cosa es saber hablar bien en todas partes pero yo juzgo que es buenísimo saber hacerlo cuando lo pide la necesidad. Más gustaba de estar en la cocina que el ruiseñor sobre las verdes ramas. Reina de tal manera que al final de tu gobierno lo alabemos. Las demás son como yo, todas somos medrosas, y máximamente de los espantajos. Estando ya las cosas tan avanzadas entre él y ella que no faltaba sino poner en efecto las palabras con obras, pensó la señora encontrar semejantemente un modo para ello. Raras veces queda sin efecto lo que las dos partes quieren. No creo yo que haya nada, por grave y peligroso que sea, que a hacer no se atreva quien ardientemente ama. Una señora que en sus obras tuvo mucho más favorable la fortuna que sensato el juicio. Los años de mi marido son demasiados si se miden con los míos; de aquello que las mujeres jóvenes más disfrutan vivo poco contenta. Con el primer golpe no cae la encina. Puede suceder sólo una vez que la fortuna salga a tu encuentro con rostro alegre y con los brazos abiertos. Dime cuando vendrás, que al decir “Pronto” ya me das consuelo. Sin ninguna mosca, reposadamente y con alegría cenaron. Nunca podría hablarse de ello tanto que no quedase mucho más por decir. Como muy sabia, le trató tal como se merecía. Se enamoró de ella tan ardientemente que nada más veía aquí ni allí. No solamente no le quería nada sino que lo odiaba más que a un dolor de cabeza. Pareciéndole este tábano demasiado pesado y demasiado enojoso. Muchas veces sucede que las artimañas son con artimañas vengadas. Ninguna gloria es para un águila haber vencido a una paloma. Estos saben donde tiene la cola el diablo. No habéis aprendido el abecé en una manzana, como quieren hacer muchos necios, sino que en un melón lo aprendisteis bien. Por todas partes se ven a sus barones, como Tamañín de la Puerta, don Boñiga, Mango de la Escoba, Diarrea y otros. Para enseñar a leer se aconsejaba escribir las letras sobre una manzana, y darle la fruta al niño cuando reconocía lo escrito sobre ella. Me has puesto fuego al arma. Haced pues que a vuestra hermosura respondan vuestras obras. El tema del hombre preñado se encuentra en los folklores primitivos y en la edad media europea. Nade hay de lo que se hable tanto que no guste más cada vez si el momento y el lugar que tal cosa pide sabe ser elegido debidamente por quien quiere hablar de ello. Sin decir palabra tensó la ballesta y la descargó de un solo golpe con gran placer de la mujer. Amando, fue amado. Dios, más preocupado de mi deber que yo mismo, en el punto en que mayor ha sido la necesidad me ha abierto los ojos de la inteligencia. El apetito de los hombres no está nunca contento con ningún límite. Mal convenirme a mí a tan alto lugar dirigir el ardor de mi ánimo. Nadie se enamora por meditada elección sino según el apetito y el gusto. Quien de ello se duele o se queja no hace lo que debe ni sabe lo que hace. Santísima cosa es, pues, la amistad, y no solamente digna de singular reverencia, sino de ser con loor perpetuo alabada como discretísima madre de la magnificencia y de la honestidad, hermana de la gratitud y de la caridad, y del odio y la avaricia enemiga. De cuantas mujeres me parece haber visto ella es quién por sus costumbres, sus maneras y su porte (dejando la hermosura que es flor caduca) más digna me parece de alabarse y tenerse en aprecio. Ni de tomar mujer ni de tener hijos se ocupaban sus pensamientos, en lo que había que tenerlo por sabio. Qué dura cosa sea encontrar alguien que bien se adapte a las costumbres de uno, y cuán grande sea la abundancia de lo contrario, y cómo es una vida dura la de quien da con una mujer que no le convenga bien. Esplendorosas señoras, como creo que sabéis, el buen sentido de los mortales no consiste sólo en tener en la memoria las cosas pretéritas o conocer las presentes, sino que por las unas y las otras saber prever las futuras es reputado como talento grandísimo por los hombres eminentes. Continua honestidad, continua concordia, continua fraterna familiaridad me ha parecido ver y oír, lo que sin duda, para honor y servicio vuestro y mío me es carísimo. Si Amor sin celos fuera, no sería yo mujer. He terminado la presente obra, por la cual cosa es tiempo de conceder reposo a la pluma y a la fatigada mano. Más pesan las palabras que los hechos y más se ingenian en parecer buenas que en serlo. Ninguna mente corrupta entendió nunca rectamente una palabra. Cada cosa en sí misma es buena para alguna cosa y mal usada puede ser nociva para muchas. Ha pasado mucho tiempo desde que comencé a escribir hasta este momento en que llego al final de mi fatiga. Las cosas de este mundo no tienen estabilidad ninguna, sino que siempre están cambiando. AQUÍ TERMINA LA DÉCIMA Y ÚLTIMA JORNADA DEL LIBRO LLAMADO DECAMERÓN.

martes, 8 de marzo de 2011

El Salmista en el Salmo 23

SALMO 23.
El Señor es mi pastor, nada me faltará.
Confortará mi alma y me conduce.
En prados de tiernos pastos me hace descansar.
Junto a aguas tranquilas me guiará por sendas de justicia por amor de SU nombre.
Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno,
porque TU estarás conmigo, pues Tu vara y Tu cayado me infundirán aliento.
Preparas mesa delante de mí en presencia de mis adversarios.
Unges mi cabeza con aceite, mi copa está rebosando.
Ciertamente el bien y la Misericordia me seguirán todos los días de mi vida,
Y en la Casa de Dios moraré por días sin fin.

lunes, 28 de febrero de 2011

Silvina Ocampo en La Promesa

Silvina Ocampo La Promesa
La atención aplicada con que escuchaba a su futura presa como si no hubiera nada más importante en el mundo que la persona que la enfrentaba.
Necesitaba que Irene amara a otro ser que no fuera él mismo para interesarse un poco en ella. Es tan abrumador ser amado con exclusividad.
Lo peor es no dejar de querer del todo.
Siempre me pareció criminal dejar inconcluso algo que uno ha empezado.
Todo lo que se espera con demasiada ansiedad se cumple mal o no se cumple.
Cuando estaba resfriado, el ruido de sus estornudos era contagioso hasta por teléfono.
En aquellos días yo me enamoré del mar como de una persona; llorando me arrodillaba para despedirme de él, para irme a Buenos Aires al concluir las vacaciones.

sábado, 19 de febrero de 2011

Dan Millman en INTELIGENCIA ESPIRITUAL

Dan Millman en INTELIGENCIA ESPIRITUAL Resumen para JC
Ten cuidado con lo que deseas; te podría ser concedido.
Tienes menos y más tiempo de lo que te imaginas.
Todo lo que hacemos, lo podemos deshacer y rehacer, y si el péndulo en nuestras vidas o hábitos oscila demasiado hacia un lado, inevitablemente va a oscilar al otro.
Sé humilde puesto que estás hecho de tierra; sé noble puesto que estás hecho de estrellas.
¿Puedes permanecer calmado a lo largo de tu vida cotidiana?
Somos criaturas de moderación: No podemos nadar igual que un pez, correr tan rápido como los leopardos, o levantar tanto peso como los gorilas, pero tenemos todas estas habilidades con cierta moderación, en equilibrio.
El equilibrio es aplicable a nuestro cuerpo, mente y emociones. Encuentra equilibrio en tu vida y en todas las cosas.
Cada cuerpo humano suspira en busca de un estado de equilibrio interior, de paz interior.
El equilibrio comienza con la respiración.
Mira. Escucha. Presta atención.
Aquellos que dan libremente, en nombre de Dios y con generosidad, reciben en abundancia.
Las decisiones no son tomadas con palabras, sino con acciones. Tú tienes libre elección. Tienes la gran responsabilidad de poder elegir.
Nuestro futuro estará determinado, en gran parte, por las decisiones que tomemos ahora.
Todo lo que uno puede hacer es tomar las mejores elecciones posibles dentro de su grupo particular de circunstancias.
Los objetivos que valen la pena requieren esfuerzo, riesgo y sacrificio.
La confianza en uno mismo, se desarrolla naturalmente, a partir de nuestra propia experiencia.
El camino a la felicidad está siempre en construcción.
Cada acción o inacción tiene sus consecuencias.
Escoger significa dejar alguna cosa que quieres por otra que quieres más. Es tu vida. Bo be.
El proceso transforma cualquier viaje en una serie de pequeños pasos intermedios, que son necesarios para alcanzar cualquier meta.
Si uno sólo se centra en el final del viaje, la meta siempre aparece en la distancia. Cada viaje empieza con el primer paso, pero también has de dar un segundo paso, y un tercero, y tantos como hagan falta hasta alcanzar el destino. Podemos conseguir casi cualquier objetivo, sin importar como de grande, dividiéndolo en pasos pequeños y seguros.
Grandes sueños en el futuro distante son una mochila difícil de llevar. Los mejores objetivos podrían ser aquellos que puedes tratar la siguiente semana, el siguiente día, la siguiente hora, o el siguiente paso; crea un proceso que conlleve muchos pequeños éxitos.
No dependas de otros para que te digan que es lo que debes o no debes hacer.
La gente raramente fracasa; simplemente dejan de intentarlo.
Ahora es siempre un buen momento. No puedes vivir en ningún otro momento que en el presente.
Cuanto más amor – y gentileza te des a ti mismo, más podrás dar a los demás.
La compasión comienza contigo mismo. Sé gentil y ten paciencia.
En este mundo no tienes amigos, no tienes enemigos. Sólo tienes profesores.
Antes de que algo se manifieste en este mundo, primero aparece como un pensamiento o imagen en la mente de alguien. Crea una visión positiva de algo que te gustaría y seguro que lo conseguirás.
Céntrate en las soluciones, no en los problemas.
Seguir los estándares de vuestra sociedad y evitar lo que no está considerado ético, legal, o moral es tener sentido común.
El oso polar no tiene que bañarse para ponerse blanco. ¿Estás tú completamente contento con quién eres?
Conócete a ti mismo, y sé verdadero.
Todo es difícil hasta que se convierte en fácil. No se trata de ser perfecto o infalible; todos hemos cometido errores. Sólo podemos hacerlo lo mejor posible y aprender de nuestros fallos, para que podamos hacerlo mejor la próxima vez.
Inspiramos a los demás no con palabras, sino con nuestro ejemplo.
Hacen falta más que sueños y buenas intenciones para vivir en este mundo; se necesita acción.
Sólo la acción tiene el potencial de darle sentido a la vida. Hacer es entender, y la sabiduría nace a partir de la práctica.
Sólo aquellos que hacen la escalada disfrutan de la cima. Convertir las ideas en acciones requiere energía, sacrificio y coraje, porque actuar es arriesgar. Es mejor hacer lo que es mejor que no hacerlo y tener una buena excusa. La mayoría de las personas no actúan sino que reaccionan - y sólo reaccionan como consecuencia de sufrir dolor o miedo.
Nos hacemos más fuertes a partir de nuestros propios esfuerzos. El esfuerzo es una parte de la vida.
Todas las cosas tienen un momento más favorable y uno menos favorable. Debes saber cuándo hay que actuar y cuándo hay que estar tranquilo, cuándo hablar y cuando callar, cuando trabajar y cuando descansar.
Actúa con bravura, mientras todavía tengas el tiempo, mientras todavía tengas un cuerpo.
El cambio: Algunas veces cuando la vida parece apagada, lo deseas, pero cuando las cosas van bien, un cambio puede ser difícil.
El cambio puede parecer una bendición o una maldición, dependiendo de nuestros deseos. Nuestros viejos hábitos no han de controlar nuestra vida, nuestro pasado no tiene porqué convertirse en nuestro futuro.
La vida diaria es tu proceso de maduración. Que la naturaleza sea tu profesora.
Sólo estamos de paso.
El agua fluye, es suave pero poderosa. Cede, con fuerza, flexibilidad, se rinde a la gravedad sin oponer resistencia, adaptándose a la forma de cualquier contenedor. El agua manifiesta la respuesta más inteligente y poderosa que uno pueda hacer ante cualquier circunstancia.
Acepta cualquier cosa que ocurra en tu vida. La vida es tu entrenamiento. Acéptate a ti mismo.
Todo es más fácil dicho que hecho. Cuando tengas un mínimo desacuerdo, acepta el punto de vista de la otra persona y mira qué pasa. Despréndete de los pequeños disgustos.
La vida no siempre nos da lo que preferimos. La vida no sólo consiste en obtener lo que quieres, sino también en aprender a querer lo que obtienes.
Pregunta en cualquier situación, ¿qué es lo mejor para todos los implicados?
No olvides relajarte.
No gastes energías resistiendo circunstancias que no puedes controlar.
La vida es la novela de Dios; deja que Dios la escriba.
Todos somos la misma Conciencia, manifestándose en cuerpos diferentes.
Tú no eres tu cuerpo, sino algo que tiene un cuerpo.
De vez en cuando, fíjate bien en algo que no esté hecho con las manos: Una montaña, una estrella, la curva de un río. De allí vendrán hacia ti la sabiduría y la paciencia.
Si pierdes contacto con la sabiduría de tu corazón, nada más es útil; si amas nada más es necesario.
Cuando el cielo aparezca en su máxima oscuridad, debes saber que el sol siempre brilla hacia ti.