viernes, 16 de septiembre de 2011

Guillermo Martínez en Yo también tuve...

Guillermo Martínez Yo también tuve una novia bisexual

“En recuerdo del primer libro que me regalaste te retribuyo con agradecimiento 37 años después. Que lo disfrutes!! Besos Santi 9/7/11”

La frente, muy amplia, orgullosamente librada al fino trabajo de las arrugas.

Una hija única que había permanecido soltera, sin lograr apartarse nunca del todo del imán poderoso de la casa paterna.

Apareció un cartel que indicaba el camino a Fort Benning. De aquí salen nuestros marines a invadir el mundo, me dijo Rachel con amargura.

Es inútil: cada vez que aprieto el puño de la memoria algo se escapa.

Las cien pequeñas flechas de su sonrisa, sus ojos chispeantes de astucia femenina.

Nuestras miradas se midieron y relumbraron, con algo de esgrimistas complacidos que ensayan las primeras fintas antes de aprestarse al verdadero combate.

Eso es lo que me gusta de los latinos: siempre se preocupan por su familia.

Hizo aparecer una lapicera.

Hubo después un lento minué de e-mails.

Había algo universal en la belleza, ésa era su conclusión.

Se preguntaba por qué todo lo bueno que le pasaba se acababa enseguida.

Cualquiera sea la afirmación que se quiera sostener, la negación siempre podrá reclamar sus propios derechos.

Había delante de nosotros un sol naranja sobre el mar de espigas, a punto de fundirse al tocar la línea impávida y lejana del horizonte.

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