martes, 14 de agosto de 2012

Dalai Lama  Con el Corazón Abierto
Las herramientas eficaces para todas aquellas personas interesadas en cultivar una vida de mayor compasión.  Casi nunca me irrito por nada y, si lo hago, el enfado no me dura mucho.
Sin la amistad y la sonrisa de nuestros congéneres nuestras vidas serían desgraciadas y nuestra soledad abrumadora.  Dependemos de los demás para subsistir.  Dar y recibir amor, es la clave de la felicidad.  A medida que nos hacemos viejos dependamos cada vez más de la ayuda de los demás: esta es la naturaleza de nuestra vida como seres humanos.
¿Cuál es el propósito de la vida? Ser felices. Todo ser humano busca la felicidad y huye del sufrimiento. Nadie nace libre de la necesidad de amor. Llevamos la necesidad de afecto humano en la sangre desde el mismo día de nuestro nacimiento. Si la mente está tranquila y ocupada por pensamientos positivos, el cuerpo no caerá fácilmente presa de la enfermedad.
La compasión es el deseo de que otro ser se vea libre del sufrimiento, el amor es desearle la felicidad. Conviene dirigir nuestros mayores esfuerzos a conseguir la paz mental en vez de ocuparnos del bienestar físico. Podemos desarrollar nuestras mentes mediante un adiestramiento constante. Es posible lograr cambios profundos en las actitudes mentales.
Ver en cada nuevo obstáculo una valiosa oportunidad para mejorar nuestra mente. A pesar de su poder, la ira y el odio pueden ser controlados. La razón y la paciencia son los antídotos más poderosos contra la ira. Resulta más valioso preocuparse de tu mente que de tu dinero. Todos nosotros deseamos por naturaleza la felicidad y queremos evitar el sufrimiento. Establecer una relación más estrecha con los demás se ha convertido en un elemento esencial para nuestra propia supervivencia. Debemos respetar y aceptar la coexistencia de puntos de vista diferentes. Siempre habrá entre nosotros personas y grupos que alberguen malas intenciones.
Un dictador es por principio perjudicial. Lo que importa es conseguir finalmente el amor, la compasión y el perdón. Toda persona tiene derecho a decidir si abraza o no una religión. El afecto humano y la compasión constituyen la religión universal. Un buda es una manifestación completa tanto de la sabiduría como de la compasión. Dar prioridad al bienestar de los demás.
Los engaños que hay en nuestra mente: el odio, la ira, el apego, los celos, son nuestros verdaderos enemigos. Nuestro auténtico enemigo reside en nuestro interior. El enemigo real procede de dentro y no de fuera. Los enemigos internos son la ira y el odio. Un problema aparece y pasa y pronto otro ocupa su lugar. La práctica de la paciencia o la tolerancia resulta crucial. Practicante de la paciencia. Practicamos la paciencia para superar el odio y la ira. La naturaleza de nuestra existencia es tal que dependemos de la cooperación y de la amabilidad de otros para nuestra supervivencia. El enemigo real es el enemigo interior. Asegurar que la práctica espiritual y el adiestramiento de la mente no se vean contaminados por preocupaciones mundanas como la fama, la riqueza y el placer.


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