lunes, 4 de febrero de 2013


Carl Sagan  CONTACTO
185 Los japoneses lucían hachimaki, cintas que se ponían en la cabeza cuando se preparaban para algún esfuerzo mental, físico o espiritual, especialmente el combate.
Su corazón cantaba de placer por la expectativa.
-Después te las explico. Se alegró de que, para él, fuese a haber un después.
Al diablo le es dado presentarse en forma grata.
Los humanos poseéis un talento natural para la adaptación.
En un segundo, Cygnus A produce más energía que el Sol en cuarenta mil años.
Le vino a la memoria una noche estival de su infancia cuando sintió miedo de caerse al cielo.
No somos lo suficientemente inteligentes como para poder darles una mano.
Habitantes del espacio, seres tremendamente poderosos e inteligentes, preocupados por nuestra supervivencia.
Cuanto más poder se tiene, más se desea.
No quería más noticias, nada que le causara alegría ni tristeza. Sólo ansiaba soledad, pensamientos elevados… silencio.
Nos abandonaron para que nos salváramos solos. Si podemos.
La escuchó haciendo gala de una gran inteligencia y generosidad.
Se acercó a consolarla pero ella lo detuvo con un gesto. Ni siquiera en un momento así podía abrazarlo. Eran dos extraños mínimamente unidos por un cadáver.
-¿Por qué?- Es tu pregunta preferida.
Aprendió una lección de humildad, tomó conciencia de lo poco que saben los humanos. “Es probable que haya tantas categorías de seres más adelantados que el hombre, como las hay entre el hombre y las hormigas”.
Las criaturas pequeñas como nosotros sólo podemos soportar la inmensidad por medio del amor.
Paul Gauguin puso proa a Tahití: porque, para trabajar bien, es preciso estar lejos de la civilización.
El hidrógeno es el átomo más abundante del universo.
Si nos gustan, los llamamos soldados da la libertad, si no nos caen bien, son terroristas. En el improbable caso de que no atinaremos a decidirnos, les llamamos provisionalmente guerrilleros.


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