Recitó un
heroico poema, innecesariamente largo.
Se despejó
el cielo y asomó un sol tímido.
Lo único
bueno de casarse es enviudar -dijo.
Bastaba
decir aquello que la gente deseaba oír.
Todos los
maridos son aburridos. Ninguna mujer con dos dedos de frente se casa para que
la entretengan, sino para que la mantengan.
Hablaron en
mapudungo, la lengua de los mapuches.
Le resultaba
simplemente imposible que un amor de tal magnitud la hubiera aturdido sólo a
ella.
No se atrevieron
a mirarse en la dulce penumbra, aturdidos por la mutua cercanía.
Una clase
media empantanada en prejuicios.
El escándalo
de verduras y frutas de aquel verano generoso.
Donde hay
mujeres, hay civilización.
La gente con
ideas originales siempre acaba con fama de loca.
Un enervante
quejido acompañaba cada vuelta de las ruedas, que adrede no engrasaban con el
fin de espantar a los demonios.
La verdadera
espiritualidad incluye siempre el servicio a los demás.
El sabio es
siempre alegre.
Andaba como
un ebrio tropezando con su sombra.
Mientras más
aprendas, más pronto sabrás cuán poco sabes.
Al otro
mundo no puedo llevarme lo que sé, alguien ha de usarlo a mi muerte.
El sabio
nada desea, no juzga, no hace planes, mantiene su mente abierta y su corazón en
paz.
¿Por qué no
cobras a los criminales? Porque prefiero que me deban un favor.
Aparecieron
especuladores, leguleyos, evangelistas, jugadores profesionales, bandoleros,
madamas con sus chicas de vida alegre y otros heraldos del progreso y la
civilización.
Le había
perdido el miedo al miedo.
Quien se
complace en pensar en lo malo, acaba por convocarlo.
De pronto la
memoria le lanzaba un zarpazo y la dejaba temblando.
El sabio es
siempre alegre, porque acepta la realidad.
En la vida
no se llega a ninguna parte, se camina no más.
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