Nadie con
dos dedos de frente admite una infidelidad, aunque lo pillen entre las sábanas.
No hay peor
pobreza que la de la gente venida a menos, porque se debe aparentar lo que no
se tiene.
Una mirada
de bondad irremediable.
Esa
combinación de verdad y belleza que se llama arte.
Habrían
desaparecido arrastrados por el viento de la mala memoria.
La
existencia era para ella un viaje divertido que conducía inevitablemente a la
vejez y la muerte; no había razón para acumular bienes, puesto que de todos
modos a la tumba se iba en cueros.
Se sentía
frágil y me necesitaba a su lado para distraer a la muerte.
La fatuidad
es privilegio de ignorantes; el sabio es humilde porque sabe cuán poco sabe.
La juventud
no es una época de la vida sino un estado de ánimo.
Uno tiene la
salud que se merece.
Una buena
fotografía cuenta una historia, revela un lugar, un evento, un estado de ánimo,
es más poderosa que páginas y páginas de escritura.
Vino un
sacerdote y se quedó por dos o tres días bautizando críos, confesando
pecadores, casando convivientes y recriminando adúlteros.
Pasearon al
Niño Dios en alegre procesión, para que cada uno pudiera besar sus pies de
loza.
Sin ideas
propias, incapaz de lidiar con los esfuerzos mínimos de la existencia.
Compensaba
su falta de luces con una inmensa bondad.
La
fotografía y la escritura son una tentativa de asir los momentos antes de que
se desvanezcan, fijar los recuerdos para dar sentido a mi vida.
Sería un
desperdicio hacer el amor como un viejo matrimonio si ni siquiera estamos
casados.
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