jueves, 3 de septiembre de 2009

Oscar Wilde La importancia de llamarse Ernesto

Wilde Oscar La importancia de llamarse Ernesto

Todo el mundo tiene alguna buena cualidad.

Es muy duro verme obligado a decir la verdad. Es la primera vez en mi vida que me he vito en un trance tan penoso y, realmente, me falta práctica.

Cuando estoy afligido lo único que me consuela es comer.

En cuestiones de esta importancia, el estilo y no la sinceridad es lo esencial.

Su pobre padre no sabe nada, afortunadamente, me propongo no sacarle de su ignorancia. Realmente yo nunca le he sacado de ninguna de sus ignorancias, y no hay motivo ahora para hacer una excepción.

Lo que quise decir es que le desenmascararon. Los médicos dictaminaron que Bumbury no podía vivir... Bumbury se murió.

La distinción depende en gran parte de la manera de llevar la barbilla. Hoy día se llevan muy altas.

Yo no soy partidaria de las relaciones largas. Dan ocasión a que los novios se conozcan demasiado bien antes de casarse, cosa que nunca es prudente.

Una mujer no debe decir nunca exactamente su edad.

No es que yo sea muy puntual muy puntual, pero me gusta la puntualidad en los demás.

Si no tarda usted mucho, le esperaré aquí toda la vida.

Detesto todos los argumentos! Son siempre vulgares y a menudo convincentes.

¿No puede acaso el arrepentimiento rescatar un momento de locura?

Yo no cambio nunca, como no sea mis afectos.

Es terrible para un hombre ver de pronto que se ha pasado toda la vida no diciendo más que la pura verdad.


Viernes 28 de agosto de 2009

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