viernes, 16 de octubre de 2009

Arthur C. Clarke en Cuentos del Planeta Tierra

Arthur C. Clarke CUENTOS DEL PLANETA TIERRA

-No pienses que hemos estado completamente ociosos; hemos creado un estilo de vida. Hemos estudiado el arte de vivir.
El futuro se construye sobre las ruinas del pasado.
Se preguntaba qué estaría haciendo Yradne ahora y trataba de inventar una excusa para ir a verla. Habían sido muy buenos amigos hasta hacía poco tiempo. Pero el amor era el peor enemigo de la amistad y, hasta que Yradne eligiese entre ellos dos, permanecerían en un estado de neutralidad armada.
En una comunidad cerrada de poco más de mil personas sumamente inteligentes, nadie podía confiar en tener una vida privada.
La persona a quien uno ama nunca existe realmente, es sólo una proyección de la mente.
Se perdió en los sueños más vanos que puede acariciar un hombre, los sueños de su propia juventud perdida.
El odio había cesado de arder en su cerebro. Tal vez como el amor, era una pasión que nunca podía satisfacerse. Pero al menos había sido saciada de momento.
Nadie le había dicho, y ella aún no lo había descubierto, que cuando una tiene que preguntarse “¿Estoy realmente enamorada?”, la respuesta siempre es “No”.
Desde la cima de aquel monte, estaba contemplando el Tiempo más que el Espacio, y en sus oídos murmuraban los vientos de la eternidad al soplar hacia el pasado.
Las cosas que quiere la gente son muy diferentes de las que le convienen.
Los hombres no pueden negociar con el Destino ni elegir la paz o la aventura a su antojo.
En los últimos años, la total ausencia de pruebas fehacientes de vida en otros mundos ha llevado a numerosos científicos a sostener que la inteligencia es muy rara en el universo. Algunos han
llegado a afirmar que estamos completamente solos, una proposición que nunca podrá ser probada, sino sólo desaprobada. De todas maneras es una idea asombrosa.
Es la típica cultura avanzada en el aspecto técnico pero bastante atrasada moralmente.
No habia motivo para que fallasen, los accidentes que uno preveía no ocurrían nunca.
No era una persona fríamente calculadora pero sabía distinguir las buenas ocasiones.
Podía ser la calma que viene después de la aceptación de la derrota.
No es fácil romper con los hábitos de toda una vida.
Nunca juzgaba a nadie, se limitaba a observar con amable y vivo interés.
No os importa un comino la próxima generación. -¿Y qué ha hecho por nosotros la próxima generación? –replicó con cínico humor.
El Universo es todavía más extraño de lo que podemos imaginar.
En el año 2.600, las mentes humanas más privilegiadas ya no se encontraban en los laboratorios. Los hombres que todo el mundo consideraba más importantes eran los artistas, los filósofos, los legisladores y los estadistas.
¿Te has sentido satisfecho alguna vez de lo que has hecho? Sólo los animales están contentos.
Lo que siempre había atraído a las mentes más elevadas: la búsqueda de la belleza y de la verdad, aún tan esquivas como cuando se construyó la Acrópolis.
Deseos ocultos en el subconsciente: El objetivo de cualquier ser humano es el placer y la búsqueda de la felicidad.
La mente humana es una cosa delicada y recluida, sin contacto directo con el mundo. Obtiene todos sus conocimientos y experiencia a través de los sentidos corporales.
Siempre habría alguien a quien el mundo nada tendría que ofrecer, salvo pesares y desiluciones.
Había conocido el gozo de la creación.
“Cada nueva idea pasa por tres fases. Primera: Es una locura, no me haga perder el tiempo. Segunda: Es posible, pero no vale la pena. Tercera: ¡Ya dije desde el principio que era una buena idea!”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario